Juntitis crónica
>> -Que dice el jefe que hay junta en su oficina- es la llamada de terror en cualquier empresa moderna.
Carlos Aliaga
No hay cosa más aburrida que asistir a una junta, sobre todo si esta se planeó de última hora e involucra a mucha gente. Es un territorio hostil donde en el mejor de los casos tendremos tiempo de twitear lo mal que nos la estamos pasando, y en el peor de los casos estaremos expuestos a represalias y reclamos derivados de “no se quién, que dijo no se que, que dice que nosotros dijimos” y demás historias que nunca se resuelven.
La pregunta entonces es: ¿Sirve de algo hacer una junta? ¿O de plano podemos vivir sin ellas?
La respuesta es: Hay que hacer que las juntas funcionen si queremos usar esta herramienta.
No hagamos una junta simplemente porque ya brincó un problema que tenemos que resolver de urgencia. No hagamos una junta porque es la costumbre reunirse todos los días a primera hora. Hagamos una junta porque queremos cambiar algo y porque estamos dispuestos a tomar una decisión.
“Dispuestos a tomar una decisión”. Si no hay una decisión que tomar, si las decisiones ya fueron tomadas y solamente se va a notificar algo, entonces mejor hay que circular un correo, hacer una llamada o cualquier otro método que ponga a la gente al tanto de las decisiones tomadas.
Se convoca a una junta para tomar una decisión, y si hay que tomar decisiones, entonces se convoca a los que pueden tomar decisiones y a los que pueden ayudar a tomar decisiones. Todos los demás vienen sobrando. No porque haya quince sillas en la sala de juntas todas deben estar ocupadas por alguien. Si nos molesta que la gente pierda el tiempo en su escritorio, pasarlos a la sala de juntas a seguir perdiendo el tiempo no es la decisión más acertada.
Y si en la junta se han de tomar decisiones, lo mejor (que digo lo mejor, lo absolutamente indispensable) es que la gente llegue preparada a la junta. Habrá material que deba circular antes de la junta, mismo que debe ser leído y analizado por los participantes, de manera que a la junta se llega a enfocarse en el proceso de decisión, y no en ponerse al corriente de lo que no se leyó. De nada sirve una junta si no se sabe de antemano para que asistiremos a esa junta y preparamos todo lo necesario para hacer esa junta lo más breve posible.
Claro, hay que distinguir las juntas de: las reuniones informales entre algunos colaboradores como parte del trabajo diario, las reuniones de convivencia laboral y las sesiones de capacitación, que no están diseñadas para tomar decisiones y que cumplen otras funciones.
¿Porque molestarse en tener una junta cuando no se está dispuesto a cambiar de forma de pensar o a tomar decisiones? Dejemos ya las juntas que se realizan para esperar que alguien más tome responsabilidad (mientras los demás navegan con bandera de tontos para pasar inadvertidos).
Si después de reflexionar en esto sigues pensando que se requiere una junta, entonces hazla.
(fuente: www.echandoaperderseemprende.com.mx)
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