Hechos son amores

>> El próximo 30 de noviembre, Enrique Peña va a cumplir dos años al frente del Poder Ejecutivo federal, mismo tiempo que lleva sin asomarse por Oaxaca. 

Roberto López Rosado
El próximo 30 de noviembre, Enrique Peña va a cumplir dos años al frente del Poder Ejecutivo federal, mismo tiempo que lleva sin asomarse por Oaxaca. Como candidato firmó compromisos públicos para la construcción de hospitales, particularmente en Juchitán, cuya falta de nosocomios, es uno de los principales problemas que enfrenta nuestra entidad.
Destaca desde luego este hecho. Algunos analistas han revisado las ocasiones que el mandatario ha visitado las entidades del país. Se preguntan si esto “refleja su menosprecio por esta entidad, ya sea por sus fobias en contra del magisterio, por miedo o por revanchismo político”. Otros consideran que Peña Nieto está “mal aconsejado” por Ulises Ruiz y José Murat y por ello el señor de Los Pinos ha determinado “no ver ni oír” al gobernador Gabino Cué Monteagudo.
En las últimas semanas ha arreciado una dura campaña contra el mandatario estatal a quien los “francotiradores” disparan declaraciones, muchas veces, fraseos que pueden ser llamativos pero poco efectivas sus descalificaciones, pues si se contrasta con lo hecho en estos años de la administración, las acusaciones se caen por sí mismas.
Apenas en junio pasado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público dio a conocer una evaluación de los alcances de las 31 entidades federativas y el Distrito Federal en manejo presupuestal y endeudamiento, Oaxaca se le situó como la novena entidad al considerar que ha sabido distribuir los recursos públicos de manera “clara y puntual”, que le han permitido regular la programación, ejecución, registro e información de los mecanismos presupuestarios”.
Más allá de las fronteras, la calificadora estadounidense Fitch Ratings otorgó a Oaxaca la evaluación “A”, por mantener un crecimiento de sus finanzas públicas y una triple AAA, por su alta capacidad de pago de deuda pública. Otro dato: Oaxaca recibió 78.5 millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED) en 2013 siendo que en los últimos años, en este rubro, su aumento ha sido constante, particularmente poco después de la llegada del actual gobierno lo que le ha permitido contar con una mejor dinámica y manejo de las finanzas públicas de la entidad.
Mi compañero Hugo Jarquín ha dicho que “un gobierno reprobado, inestable, no podría mantener un crecimiento de sus finanzas públicas, ni tener alta capacidad de pago de su deuda pública y mucho menos, estabilidad  político social que lo hace destacar (en este caso, el de Oaxaca) como uno de los mejores gobiernos estatales a pesar de ser una de las entidades más pobres del país”. Coincido con él.
Un hecho es claro, la administración de Gabino Cué está haciendo las cosas de manera muy diferente como lo venían haciendo los gobiernos que lo antecedieron a pesar de que el Estado es una de las entidades más pobres del país. Ha enfrentado esta grave situación de manera destacada a pesar de que de que existen claras intenciones de quererlo ahogar no sólo con descalificaciones llamativas, sino endosarle responsabilidades de un rezago que actualmente suma alrededor de 6 mil millones de pesos de compromisos con el magisterio de la sección 22 a partir del gobierno de Heladio Ramírez López y que hoy son una carga para las finanzas del Estado.
He dicho que “es tiempo de reflexionar y tomar conciencia de la necesidad imperiosa de etiquetar apoyos para ayudar a salir de la pobreza eterna a nuestra población indígena y rural, porque es imperdonable que haya mexicanos y mexicanas que sobre vivan con lo poco que les da sus tierras y que no cuentan con ningún servicio de seguridad social”.
En Oaxaca hay que decirlo, se ha avanzado pero aún falta mucho y el gobierno tiene que hacer más de lo que ha hecho. Tiene que atacar la corrupción que hay en la burocracia irresponsable, porque de no hacerlo, esto puede ser el  talón de Aquiles del gobernador quien no debe olvidar lo que no hizo el ex presidente Vicente Fox, que no supo o ¿no quiso? enfrentar ese gusano que se había comido la manzana, que depredó el país por muchas décadas. No actuó cuando tenía que actuar y ahora los mismos panistas le reclaman como también lo hacemos muchos mexicanos.
Gabino tiene que sacudirse a las malas amistades y malos funcionarios, y los diputados y diputadas, debemos estar vigilantes de que los recursos públicos sean bien aplicados, mejor gastados, y generen buenos resultados para la población. Estamos obligados a ser la “conciencia crítica de Oaxaca”; estamos obligados a estar pendientes del buen gasto del presupuesto  y se atiendan  los grandes rezagos de la población más golpeada y de las comunidades indígenas marginadas luego de padecer y saber cómo Ulises Ruiz  y José Murat Casab actuaron como devastadores.
Al mismo tiempo no podemos olvidar que al llegar el gobierno de coalición, Oaxaca era último lugar nacional en crecimiento económico; el último lugar en producto interno bruto, último lugar en inversión extranjera directa; último lugar en competitividad, sin generación empleo y último lugar nacional en transparencia.
Salgo sí, a reconocer el trabajo y los logros que Gabino Cué ha alcanzado, y no por una defensa a ultranza, sino porque enfrenta una fuerte campaña injusta, interesada porque le es incómodo al PRI, para que tricolor regrese a gobernar nuestro estado. Su pecado tiene que ver con el hecho de no haber aceptado armonizar e implementar la reforma educativa como el gobierno de Peña Nieto quería que lo hiciera. Por ello, seguramente el “castigo” de no visitar Oaxaca, por ello el “castigo” de que Gabino no haya asumido, cuando ya lo debía haber hecho, la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago).
Efectivamente es falso que en la entidad vivamos una difícil situación política y social. Oaxaca está en calma, y la economía, como ya había apuntado arriba, está activa, pues a pesar de las manifestaciones y plantones en la capital por parte del magisterio, por ejemplo, las actividades terciarias, es decir, el comercio, servicios, hoteles y restaurantes, representan el 59 por ciento del Producto Interno Bruto estatal.
Gabino, es cierto, no ha usado la represión, ha hecho uso del diálogo para dirimir las diferencias que hay con el magisterio y ha actuado de manera inteligente al no usar el garrote como muchos desean que lo haga. Los “francotiradores” seguirán disparando sus declaraciones sin pólvora, que son eso, declaraciones, si acaso, balas de goma, frente a los “hechos (que) son amores” como dice el dicho.
* Diputado federal del PRD por Oaxaca.

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