>> Se llama Antonia Natividad Díaz Jiménez; saltó de la mano de su protector a la fama apenas poco más de un año hasta lograr una diputación y luego fue impuesta como coordinadora de la fracción de su partido, el PAN, con el enojo de la mayoría de sus compañeros.
José Franco.
Se llama Antonia Natividad Díaz Jiménez; saltó de la mano de su protector a la fama apenas poco más de un año hasta lograr una diputación y luego fue impuesta como coordinadora de la fracción de su partido, el PAN, con el enojo de la mayoría de sus compañeros.
Joven, casada, se ha distinguido de manera permanente por ser “out” para vestir; es decir, lo que es la moda, la moda, la moda, no se le da precisamente. Pero tampoco el arte de hablar en público, y mucho menos las artes de la política, para negociar, ceder o ganar; eso sí, se le da mucho lo de perder.
Antonia Natividad era una perfecta desconocida. Mejor dicho, su familia era la conocida en Ejutla de Crespo, de padres prósperos, con ranchos y cuadras de caballos que obtuvieron en poco tiempo de manera por así decirlo, extraña. Su padre principalmente, don Leonardo Díaz, paso de tener un modesto negocio hasta ser un pudiente empresario, que apoyó muchas campañas políticas, así no fueran precisamente del PAN.
El caso es que recomendó a su hija favorita con la dirigencia estatal del PAN; por rumores de los ejutecos, el presidente del partido, Juan Iván Mendoza Reyes, recibió un muy jugoso incentivo para impulsarla primero como candidata y después como coordinadora parlamentaria.
Hizo el año pasado una campaña gris, gris, gris; pero pudieron más las influencias y los recursos de papá, que al final fueron los que contaron.
El caso es que ganó. Y entre los nueve panistas diputados, uninominales y plurinominales, de inmediato se comenzó a gestar la lucha por lograr la coordinación de la bancada; que si Leslie Jiménez porque era conocida y preparada, con antecedentes políticos y administrativos; que si Gerardo García Hestrosa, por ser de sangre azul como del escritor y porque ya había sido diputado local y también presidente municipal.
Pero para sorpresa de cinco de cuatro diputados (Leslie, Gerardo, Sergio Bello, Alejandra García y Alejandro Martínez), JuanIván, por muy poderosas razones, se montó en su macho y como era una decisión unilateral, pues dejó a Antonia Natividad, hace un año precisamente.
No lo hubiera hecho porque de inmediato comenzaron los chascos. Declaraciones desafortunadas, una pésima dicción para subir a tribuna, desconocimiento absoluto de los temas legislativos.
Por ejemplo, para designar a la Mesa Directiva, donde los panistas no tuvieron cargos de relevancia; por ejemplo en la designación de los funcionarios del Congreso, donde Antonia Natividad se declaró abiertamente engañada y dejó las designaciones en manos de Avilés; por ejemplo, posteriormente, en la designación de administradores municipales, donde para variar también, fue chamaqueada y, otra vez, prefirió vergonzosamente hacerse a un lado.
Pero si creían que era todo, ahí les va. Resulta que a finales de diciembre del año pasado y enero de éste, estalló el escándalo: Leninguer Carballido, presidente municipal de San Agustín Amatengo, se descubrió que falsificó un acta de defunción; es decir, se hizo el muertito para evadir varios delitos que le atribuían, entre ellos agresión sexual.
Y su protectora era y es ni más ni menos que doña Antonia Natividad, que fue pillada junto con su padre de haber apoyado a ese individuo, con tal que posteriormente le manejara la obra pública.
Sólo el tiempo pudo hacer que se olvidara ese tema, que caló hondo entre la sociedad panista, tan pura y tan mocha, que ya no hallaba dónde meter la cabeza ante tanta vergüenza por tener una panista tan, pero tan, pero muy tan…
Pero como creo que a doña Antonia Natividad ya le fascinó ser el atractivo político, pues metió las manos en Ejutla de Crespo, su pueblo, donde alebrestó a varios presidentes municipales en contra del edil, surgido de Movimiento Ciudadano; su teatrito no tardó en caerse.
Para rematar, la semana pasada, hasta los trabajadores del Congreso se le rebelaron y la acusaron primero de negligencia para atender los conflictos y segundo de azuzar las manifestaciones para secuestrar a los empleados. Y así su larga y nada productiva historia. Para el segundo año de ejercicio del Congreso, nos dicen los diputados del PAN que son sus enemigos, ahora sí que la tumban.
UNO-DOS-TRES
Por fin volvió la calma en la Policía Estatal, pero el que no ha aprendido la lección de HUMILDAD, es el secretario Alberto Esteva Salinas; después de 14 días de paro de labores, de inseguridad al por mayor, este señor responsable de la seguridad pública reinició con su campaña de “valores”, que es más bien campaña política; volvió a presumir en redes sociales que tiene la mejor policía, que se les paga una millonada, que están bien atendidos y que hasta casita les va a conseguir; lo malo es que sus dichos no concuerdan con los hechos, porque los policías ya lo tienen en la mira, otra vez… Quienes se ganaron el repudio generalizado son los vándalos que se dicen llamar anarquistas o anarcopunks, porque se agarraron de una marcha de la Sección 22 para cometer desmanes, romper vidrios, saquear, robar, incendiar, ¡y no pasó nada! Sí, el gobierno, siempre tan benévolo, dijo que los muchachos fueron inocentes, que fue un arranque de furia juvenil, que los vidrios se rompieron de viejos y feos y que la culpa de los saqueos es de los empresarios, por qué no cuidan sus bienes, a ver… Hablando de maestros, esta semana reinician sus movilizaciones a las que nos tienen acostumbrados, siempre cilindreados por algunos priístas, como Eviel Pérez Mengaña, quien le da su lanita, dicen las malas lenguas, al “pozolero” del secretario de Organización, Francisco Villalobos, para que siga cometiendo relajitos, que aparezcan que son su “lucha” por conseguir que les aprueben su iniciativa de ley de educación como ellos lo piden, como ellos creen que debe ser, así esté hecho con las patas; el caso es que ármese de valor y de paciencia, porque vienen duras las protestas. (acierta.mx)
Comentarios
Publicar un comentario